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03 noviembre 2009

Callada

Después de pasar todo un día buscando qué decir, ideando el discurso perfecto que resuma en un aproximado de 500 palabras todas las emociones que le dice el alma a gritos cada noche, cada madrugada en la que no concibe el sueño pensando en qué es lo que realmente sucede y a dónde realmente se dirige... ha decidido guardar silencio. Y es que ha descubierto que éste dice mucho en los momentos más difíciles. En esos donde las palabras pierden el sonido y se desnudan del sentido que poseen, en esos donde los escritos no son más que garabatos indescifrables en las libretas del recuerdo, en esos donde la pesadilla recurrente del olvido atormenta hasta el más apacible sueño de infancia, desangrando fantasías y construyendo realidades.

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